“Yo la verdad ya no me veo haciendo otra cosa, me considero una persona empática y filántropa desde cierto punto, entonces es una manera de hacer lo que me gusta y ayudando a los demás”; afirma Andrés Oswaldo Hernández Mendoza, estudiante de la carrera de Médico Cirujano de la Universidad de Guanajuato (UG) en el Campus León, y beneficiario del Programa Equidad Regional, proyecto de inclusión educativa, que busca acercar a jóvenes con una destacada trayectoria académica, pero que vivan en zonas con altos índices de rezago económico.
Originario del poblado de Laguna de Guadalupe, del municipio de San Felipe, comunidad rural cuyos habitantes se dedican principalmente al campo, la agricultura y la ganadería, por lo que, para Andrés, Equidad Regional fue la posibilidad de llegar al nivel superior, meta que ya tenía en mente, pero que veía complicada, sobre todo para no presionar económicamente a sus padres.
Sobre el programa, se enteró a través de sus profesore(a)s en la preparatoria, y junto a unos amigos aplicó, con el anhelo de entrar en la Universidad de Guanajuato, pero también con los beneficios extra de Equidad Regional, que incluyen un pase directo a la carrera elegida, siempre y cuando se cumpla con el perfil de ingreso y los requisitos de la convocatoria, condonación del pago de la cédula de admisión y una beca de manutención para cubrir los gastos durante su estancia en la UG.
Su madre, empleada doméstica que trabaja fuera de su comunidad de origen, y su padre, trabajador de la construcción y del campo, desde que se enteraron de su postulación, se sintieron emocionados y orgullosos de él, ya que existía la posibilidad de formarse a nivel profesional, con todas las puertas abiertas que eso significaría. Al quedar seleccionado, el júbilo fue evidente, tanto para ellos, como sus dos hermanas y hermano, quienes también están estudiando, en búsqueda de encontrar nuevas y mejores oportunidades.
Una vez dentro, el camino no fue fácil, al menos al principio, ya que el cambio de un ambiente rural a uno urbano pesó, para él como las y los compañeros que también entraron al programa, esto debido a que: “Salimos de nuestra zona de confort, fue un cambio de rutina y muchas cosas que desconocíamos. Pero el equipo del programa siempre trata de ayudarte, buscar soluciones a tus problemas, así sean personales, académicos, o algún trámite”.
De cualquier modo y tras el proceso de adaptación, las cosas mejoran, incluso ha notado cambios en su forma de ser, ya que logra llevar sus estudios y su vida personal de la mejor manera. También conoció a muchas personas, compañero(a)s, amigo(a)s, profesore(a)s, de quienes considera que cada uno deja una enseñanza, que es lo más importante hasta ahora.
Por otro lado, sobre su futuro inmediato y a largo plazo, aseguró que le gustaría seguir estudiando; no sabe en qué o dónde, pero sí tiene ese anhelo. Por lo pronto, desea enfocarse en su carrera, y más adelante decidir los pasos a seguir.
Sobre la UG y el programa dijo: “Para mí es un honor, un orgullo el estar en este programa; muchas veces uno no se imagina a donde es que vas a llegar y cuando menos lo esperas se cumplen tus metas”. También animó a las y los aspirantes a que se sumen, ya que, aunque parecen muchos requisitos y un proceso largo, vale la pena.