La búsqueda de espacios para practicar futbol en una ciudad construida “entre cerros y montañas”, motivó el surgimiento de lo que hoy conocemos como Unidad Deportiva Nieto Piña, una iniciativa ciudadana que se fortaleció al ser donada a la Universidad de Guanajuato (UG), institución que alista la reinauguración de las canchas que dieron origen a su historia.

En la década de los 60, Guanajuato no contaba con canchas públicas de futbol, ni equipos organizados para practicarlo, recuerda el señor Óscar Urquiza, uno de los principales promotores de estos espacios. Nativo de Querétaro, llegó a la ciudad de Guanajuato para trabajar con el entonces Gobernador del Estado, Juan José Torres Landa. Esta posición ayudó, pero fue principalmente su perseverancia y el apoyo de otros aficionados al deporte lo que permitió que se construyera la primera cancha.

El predio que tomaron prestado era una presa de jales. En este depósito de residuos minerales empezaron a preparar el terreno que planeaban convertir en cancha de futbol. Los vecinos del lugar advirtieron a don Óscar Urquiza que era propiedad del señor Roberto Nieto, quien meses después se reunió con él y autorizó que siguieran jugando ahí, pues ya incluso contaban con equipos bien organizados.

Años más tarde, el propietario del predio lo citó en un café y le informó al señor Urquiza que escrituraría al terreno a su nombre. Me dijo: “Ese terreno lo merece usted porque lo ha acrecentado, lo ha levantado, y destinándolo para una causa muy noble, que es el deporte”.

A manera de agradecimiento, el señor Urquiza ofreció a don Roberto ponerle su nombre a las canchas, pero él no acepto, y a cambio pidió que llevara el de su padre: José Nieto Piña. Así se le denominó a ese espacio, que para entonces ya contaba con tribunas y vestidores.

La generosa donación abarcó más de 34 mil metros. En ese predio se autorizó la construcción de un kínder y después, en 1963, se realizó el primer torneo, ya con ocho equipos organizados. “Tuvo tanto auge el futbol, que al año siguiente ya teníamos organizadas 2 categorías y los infantiles… Fue creciendo esto, y mi intención era que siguieran saliendo futbolistas, logramos bastantes campeonatos tanto municipales, como estatales y también nacionales”.

Ese mismo año comenzaron a construir la primera cancha de tenis y organizaron el primer torneo municipal. “Ya después fue creciendo, logramos que se integraran personas bastante entusiastas. Logramos un torneo estatal e incluso nacional. Esto, ya oficial, fue en el 68”.

A la par siguió creciendo el futbol, tanto, que la cancha del Nieto Piña ya no era suficiente. “Me fui a hacer el campo II (ahora Deportiva Torres Landa). Lo inauguramos en el 65, y para el 68 inauguramos el campo de Noria Alta, en lo que hoy son las instalaciones de la DCNE y que antes de convertirse en una cancha de futbol fue el basurero municipal”.

Al terminar el sexenio de Torres Landa, el entonces Rector de la UG, Lic. Euquerio Guerrero, invitó al señor Urquiza a trabajar en el cuerpo técnico de deportes, quien ya entrenaba a estudiantes de la Universidad que acudían al Nieto Piña.

“Habíamos crecido, pero nuestras inquietudes también, y no podíamos costearlas, por eso decidimos ceder este espacio a la Universidad”, relata. La UG empezó entonces a construir áreas como el gimnasio. Sin embargo, el gobierno estatal expropió estos espacios, que regresó a la Casa de Estudios en el sexenio de Vicente Fox.

El Nieto Piña lo utilizaban los universitarios y todo el pueblo de Guanajuato: “Aquí teníamos lleno todos los días”. Fue un cambio total, dice al detallar cómo en la década de los 60 consiguieron maquinaria y se organizaban, con cuotas que aportaban quienes hacían uso de estos espacios, para darles mantenimiento y mejorar esos espacios, promoviendo el deporte y mejorando su nivel. De no contar con futbol organizado, pasaron -en 3 años- a obtener campeonatos estatales en todas las categorías, y a ganar torneos nacionales.

Ahora, a unos días de inaugurar la remodelación de la Unidad Deportiva Nieto Piña, el señor Urquiza opina: “A esto le dieron nueva vida. Creo que toda la población universitaria lo merece, y también Guanajuato”. 

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