El Dr. Sergio Jacinto Alejo López, profesor del Departamento de Ingeniería Agroindustrial en la Sede Mayorazgo, del Campus Celaya-Salvatierra de la Universidad de Guanajuato (UG), es un reconocido investigador social a nivel internacional sobre proyectos de emprendimiento con cultura ética para conectar a Latinoamérica según los valores de cada territorio.
Luego de haber egresado de la Licenciatura en Relaciones Industriales en Guanajuato capital a finales de la década de 1970, realizó una maestría en Administración Pública en la Ciudad de México y una maestría en Investigación Educativa en la UG, además de un doctorado en Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Al contar con once años de experiencia en la agroindustria por su trabajo en la Universidad de Chapingo, su adscripción a la UG ocurrió al postularse para una plaza en la entonces Unidad de Estudios Superiores de Salvatierra, donde ha permanecido durante más de veinticinco años, además de ser parte del cuerpo académico transversal “Educación en la Cultura, la Historia y el Arte”.
Desde 2012, ha colaborado con la Universidad de Bio-Bio, en Chile, en proyectos de diseño industrial, formando humanística y pedagógicamente a estudiantes de diversas ingenierías y al personal de pequeñas y medianas empresas sobre gestión e innovación. “La actividad del diseño es una actividad humana, el hombre es diseñador por naturaleza; la gestión implica vinculación, contacto con el otro, trabajo en equipo, colaboración, comunicación, establecer una relación humana permanente, más llena de tu interior”, comenta.
Algo que disfruta el Dr. Alejo de su práctica profesional es la movilidad a distintos escenarios, “espacios de los otros que se vuelven propios y forman una identidad académica”, expresa. Así, en
colaboración con programas gubernamentales, ha participado en el desarrollo de proyectos tales como “Construcción de una cultura ética del agua con los niños, a partir de sus representaciones sociales” y “La tarea educativa después de la pandemia: El diseño como un bien cultural en el camino de la recuperación”.
“Trabajar la sustentabilidad con los niños es extraordinario”, comenta al referir tópicos sobre el agua, el uso del suelo, la contaminación, la agricultura doméstica y escolar, actividades donde las y los estudiantes de ingeniería participan frecuentemente y comparten sus saberes con la comunidad, entre otros talleres de producción gastronómica.
El Dr. Alejo desarrolla la gestión con una perspectiva holística y la metodología del marco lógico, elementos que permiten realizar diagnósticos, programas y evaluaciones participativas, por ejemplo, con las mujeres rurales en situación de marginalidad. “Estamos trabajando en las zonas de más difícil acceso y de recursos económicos muy limitados, enseñándoles para que mejoren el autoconsumo, las condiciones de dieta y bienestar”, esto en asociación con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). “Trabajamos con proyectos pequeños al alcance de la mano, con recursos que ya se tienen y, con la voluntad de todos, se están logrando resultados grandísimos”, comparte.
Del 8 al 11 de abril del año en curso, el Dr. Alejo realizó una estancia académica en el Centro de información de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), con el propósito de actualizar datos, tendencias y cifras posteriores a la pandemia, e investigar las variaciones en la matrícula, el abandono escolar y el mantenimiento de trayectorias escolares, además del papel del estado en relación con las universidades públicas.
“En la pandemia se agudizó la desvinculación, estar, pero no estar”, apunta el investigador, al igual que las condiciones emocionales no sanadas desde entonces; “no hay psicólogos suficientes para atender a la juventud y capacitar a padres, madres y docentes; hay que abrir espacios, pues no se puede aprender en condiciones de estrés, preocupación, depresión o angustia, en especial, las que genera la violencia”, observa.
En ese sentido, su proyecto educativo más satisfactorio ha sido los veranos científicos de la UG, donde interactúa con estudiantes de las Escuelas de Nivel Medio Superior de Silao y Salvatierra.
“Ellos también nos contagian la alegría, conocimientos y el manejo de tecnologías; me he llevado sorpresas extraordinarias”, refiere y enfatiza la vinculación de las y los jóvenes investigadores con sus compañeros al procurar conocer las causas del abandono escolar y cómo ayuda la orientación vocacional para la permanencia y retención.
Como académico universitario, el especialista en educación apunta que la atención al nivel medio superior debe ser prioritaria, “necesitamos ir a conocer el bachillerato, anticiparnos” para que las y los adolescentes lleguen al nivel superior de manera exitosa”. También considera un área de oportunidad urgente el establecer redes de confianza entre el cuerpo docente y la comunidad estudiantil, impulsar el reconocimiento de las emociones y los sentimientos para lograr la unidad y un ambiente óptimo del aprendizaje.
“¿Cómo vincularnos con los estudiantes? Motivándolos a que hablen; hay que escuchar sus voces y observar sus miradas, conocerlos. Como académicos, a veces hablamos de más, debemos acercar las brechas generacionales con intercambios cara a cara, dar prioridad a la vinculación interpersonal y que nos conozcan. La escuela muchas veces inhibe la curiosidad, calla a los estudiantes y, cuando queremos recuperarlos, ellos ya no quieren hablar. Necesitamos recuperar el diálogo que se ha perdido o interrumpido, darles confianza, ingresar al currículum sus propuestas, discutir y argumentar. La exclusión y la invisibilidad son el problema de violencia más grande que tenemos; necesito llamarte por tu nombre y que me llames por mi nombre, nos construimos como personas a través del lenguaje”, expresó.
En cuanto a la industria, el Dr. Alejo resguarda como una experiencia crucial el libro Artesanías agroalimentarias, fruto del estudio realizado en las comunidades del sur de Guanajuato, región culturalmente importante por las relaciones de mestizaje. La obra presenta la riqueza gastronómica de los valles abajeños, la cual incluye el pan, el chorizo, las carnitas, las tortillas de maíz, la caña de castilla, el cacao, el cacahuate, los camotes de cerdo, el chile, el jitomate, entre una gran variedad de productos derivados y ricos nutrimentalmente, además de resaltar el valor de los recursos humanos y los rasgos de la naturaleza, como el clima, de los municipios cuya labor agrícola abasteció a las zonas mineras a lo largo de la historia: Coroneo, Jerécuaro, Tarandacuao, Acámbaro,
Yuriria, Uriangato, Moroleón, Tarimoro, Jaral, Cortazar, Salvatierra.
En este rubro, señala como principio rector en la gestión de proyectos agroindustriales, el vincular las necesidades de los grupos poblacionales con las y los empresarios que tienen los recursos financieros para motivar las actividades productivas con el desarrollo a la par de proyectos sociales. Además, destaca la importancia de gestionar la movilidad para prácticas educativas, visitas que extiendan la escuela más allá de las aulas y permitan experiencias auténticas de aprendizaje con impacto social.
Entre las metas desafiantes a corto plazo del Dr. Alejo, se encuentra el reunir a las escuelas de Ingeniería agroindustrial del país para vincular los diversos proyectos de agricultura regional.

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