El papa Francisco, quien surgió de un origen humilde en Argentina y se convirtió en el primer pontífice jesuita y latinoamericano, portavoz de los pobres, los migrantes y los marginados, impulsor de una iglesia católica más incluyente, falleció el lunes en la Casa Santa Marta en el Vaticano a los 88 años.
La muerte del papa fue anunciada por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano.
“Queridos hermanos y hermanas, con profundo pesar debo anunciar el fallecimiento de nuestro santo padre Francisco”, declaró el camarlengo.
Francisco tendió la mano a los migrantes, los pobres y los desamparados, a las víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero católico y a los católicos homosexuales apartados.
“A las 7:35 a.m., el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su iglesia”.
Viajó a países lejanos y olvidados e intentó establecer y mejorar las relaciones con el gobierno chino, clérigos musulmanes y líderes del mundo cristiano.
Después de la aparición pública del papa tras su recuperación, el anuncio de su fallecimiento habría sido una sorpresa para muchos.