Guanajuato, Gto., a 04 de diciembre de 2020.- La espera por una vacuna para el COVID-19 segura y eficaz parece haber terminado, tras el anuncio de que Reino Unido comenzará con la aplicación de la vacuna y México adquirirá 34.4 millones de dosis para comenzar su aplicación.
Este suceso llega a un año de haberse detectado los primeros casos del Coronavirus SARS-CoV-2, que ha dejado a nivel global 65 millones 703 mil 141 casos confirmados y causado la muerte de 1 millón 515 mil 103 personas, según las últimas actualizaciones que pueden ser consultadas en la página de –Worldometers- https://www.worldometers.info/coronavirus/ .
Sin embargo, la vacuna producida por Pfizer-BioNTech, debe responder a ciertas características para su traslado y conservación como la de mantenerse a alrededor de -70 grados Celsius. Esto, aunado al hecho de que se requerirán dos dosis por persona -lo que aumenta los costos de elaboración-, y la necesidad de producirla a gran escala, implica que por ahora será insuficiente para atender la demanda global.
Por ello la investigadora del Departamento de Biología de la Universidad de Guanajuato (UG), la Dra. Juana Elizabeth Reyes Martínez, explicó la importancia de contar con una diversidad de proyectos de vacunas, que permita generar propuestas dinámicas para su distribución y aplicación en la sociedad
Estas vacunas utilizan tecnología que ya se usaba anteriormente, “esperamos que pasen las etapas, que demuestren su seguridad y su eficacia”, que aparentemente es muy buena, dijo.
Subrayó la importancia de no depender “de una sola tecnología, ni de una sola empresa para la producción completa de las vacunas que necesitamos en todo el mundo. Nos va a generar una diversidad de opciones para escoger entre un tipo de tecnología y otro. Y nos va a brindar la posibilidad de adquirir esas vacunas más rápido. Habrá empresas que monten sus sistemas para producir en Europa o en Estados Unidos y por lo tanto la distribución será mucho más equitativa en todo el mundo”, señaló la académica.
En lo que se refiere a la vacuna elaborada por Pfizer-BioNTech explicó cómo es que esta, logra entrenar al sistema inmune para una vez que este tenga contacto real con el SARS-CoV-2 actúe con una defensa apropiada.
“Esta vacuna se basa en una molécula que se llama RNA mensajero, que es un ácido ribonucleico, como el que pareciera ser el que tenemos nosotros en nuestras células, pero tiene ciertas características, este RNA mensajero que usan ellos contiene la secuencia que codifica para una proteína en el coronavirus, una vez que entra a nuestras células va a ser utilizado por unos elementos para codificar esa proteína de origen viral y nuestro cuerpo la va a reconocer como extraña”, detalló.
Agregó que, al ser reconocida como una proteína extraña, el sistema inmune comienza a montar un mecanismo de defensa que produce anticuerpos u otros mecanismos más complejos para combatir a esas proteínas. Sin embargo, subrayó que esas proteínas no tienen la capacidad de autoensamblarse o generar nuevos virus.
Por lo que, ante posibles inquietudes generadas en la sociedad, alrededor de esta vacuna, la también profesora en la División de Ciencias Naturales y Exactas, recalcó que “esta molécula de RNA mensajero no se puede integrar a nuestro genoma, no contiene las secuencias específicas que le confieren la capacidad de integrarse, por lo que, nuestras mismas células lo van a eliminar en un tiempo corto y vamos a quedar libres de esas moléculas de RNA”.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) las vacunas son unas de las medidas más efectivas para controlar la pandemia por COVID-19, lo que a su vez representa el disminuir los impactos en la salud, la economía y la sociedad. De acuerdo con esta organización se están desarrollando más de 169 vacunas candidatas contra la COVID‑19, de las cuales al menos 26 se encuentran en fase de ensayos en seres humanos.