Francia inició una nueva fase de restricciones, con la ampliación del toque de queda en todo el país, para intentar evitar el agravamiento de la pandemia que se está produciendo en buena parte de Europa. Desde las seis de la tarde, dos horas antes que hasta ahora, los franceses deberán estar en casa salvo que justifiquen motivos laborales, sanitarios o de cuidado de una persona dependiente, entre otros. Su entrada en vigor a nivel nacional, que coincidió con la primera nevada en la capital, ha sido recibida con una mezcla de confianza y resignación entre los ciudadanos.
La entrada a Francia desde fuera de la Unión Europea (UE) es otro de los puntos en los que las autoridades han enfocado su combate sanitario: desde este lunes, todos los viajeros procedentes de esos países deberán presentar una PCR negativa y comprometerse a respetar siete días de cuarentena al llegar. Toda la energía del gobierno está movilizada “en la lucha contra la crisis sanitaria, prioridad de entre las prioridades”, dijo el primer ministro, Jean Castex, en un momento en que se mantienen las críticas por la estrategia de vacunación y por la lentitud de su puesta en marcha.