Tony Potts, a 69-year-old retiree living in Ormond Beach, receives his first injection as a participant in a Phase 3 COVID-19 vaccine clinical trial sponsored by Moderna at Accel Research Sites on August 4, 2020 in DeLand, Florida, US. Potts is one of 30,000 participants nationwide to be recruited for the Moderna trial who will receive two injections about a month apart and be monitored for two years. (Photo by Paul Hennessy/NurPhoto via Getty Images)

El 98,7% de las personas mayores vacunadas contra el coronavirus en residencias de la Comunidad Valenciana ha desarrollado anticuerpos tres meses después de la segunda dosis con la vacuna de Pfizer, mientras que dos terceras partes del 1,3% restante desarrollaron otro tipo de inmunidad, los linfocitos T. Estas son las primeras conclusiones del estudio elaborado por el Programa Valenciano de Investigación Vacunal Covid-19 (ProVaVac), que también ha analizado los efectos secundarios de la inmunización con todas las vacunas disponibles en España. En este sentido, casi tres de cada cuatro personas no han experimentado síntomas o los han reportado como leves.

El porcentaje de casi 99% de ancianos que han desarrollado anticuerpos con la vacuna más utilizada en España entre la población de mayor edad es una de tasas “más altas de las descritas hasta el momento”, según han destacado los responsables de la investigación, el director científico de ProVaVac, David Navarro, y el epidemiólogo del área de investigación en servicios de salud de FISABIO, Salvador Peiró. Ambos han expuesto los primeros resultados de esta investigación que la Generalitat ha impulsado aprovechando la campaña de vacunación masiva.

Navarro ha señalado que el estudio es “pionero” y evidencia una respuesta “extraordinariamente satisfactoria” de las personas mayores residentes frente a la vacuna de Pfizer, y ha añadido que probablemente estas conclusiones podrían extenderse también a otras vacunas basadas en ARN mensajero, como Moderna.

Para el estudio sobre la respuesta inmunitaria, se ha estudiado una muestra de 881 mayores de 13 residencias vacunados con Pfizer a los que se hizo test rápidos de detección de anticuerpos en una mediana de 3 meses después de la segunda dosis. Los análisis se repetirán cada tres meses para seguir valorando la duración de la respuesta inmune.

Por otra parte, se ha encuestado a 5.500 personas vacunadas entre el 19 de abril y el 6 de junio sobre los efectos secundarios de todas las vacunas administradas, y el 70 % afirma que no ha percibido efectos secundarios o han sido muy leves, y casi todos han desaparecido antes de una semana, unos datos similares a los recogidos por las fichas técnicas de las vacunas.

Entre los que han notado algún efecto, el más común ha sido molestias en el brazo. El 71% ha comunicado que tenía alguna molestia el día siguiente a recibir la dosis, pero el 90% ya no las notaba a la semana. El siguiente síntoma más común es el malestar general o cansancio: lo sufre un 46,7% de aquellos pacientes que comunican haber percibido algún efecto secundario, aunque a la semana ha desaparecido en un 80% de los casos.

Estas consecuencias son síntomas habituales que indican que el organismo está respondiendo a la vacuna y generando protección, y se ajustan a los datos reportados en los ensayos clínicos y las fichas técnicas de las vacunas, ha explicado Peiró.

Las primeras conclusiones de este estudio se han dado a conocer tras las reunión celebrada este martes entre el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, y la consejera de Sanidad, Ana Barceló, con varios expertos.

CON INFORMACIÓN DE EL PAÍS.