Irapuato, Gto. 21 de noviembre del 2021.- Una de las famosas leyendas de la
ciudad es la que cuenta la aparición de un catrín, quien pedía a las personas que
transitaban por la entonces Huerta de Retana, prender su cigarrillo.
Quienes aceptaban, notaban una peculiaridad en este personaje, quien al
acercarse a la luz del cerillo, mostraba su verdadero rostro: una cara huesuda
como la de un esqueleto.
Damián Segoviano Chávez, investigador del Archivo Histórico Municipal,
compartió que, esta es una de las leyendas que envuelven a la Huerta de Retana,
que estaba ubicada entre lo que hoy son las calles Ocampo, avenida Revolución y
bulevar Díaz Ordaz, frente a una tienda comercial.
“La gente todavía en los sesentas recordaba la huerta, recordaba que, pues sí era
muy grande, que adentro había gran cantidad de árboles, mucha vegetación y que
por las noches la gente tenía miedo de pasar por ahí”, mencionó.
El investigador compartió que la huerta contaba con un terreno de 16 mil metros
cuadrados; en aquel entonces, Irapuato se caracterizaba por contar con este tipo
de espacios en muchos puntos de la ciudad, que se utilizaban para sembrar flores,
plantas medicinales, legumbres y árboles frutales, para satisfacer la demanda de
alimentación o de comercio de estos productos.
La huerta fue conocida como De Retana por haber pertenecido al doctor Antonio
Retana, uno de los más grandes propietarios de la entonces Villa de Irapuato,
personaje que nació en 1815 y falleció en 1891.
Al fallecer Antonio, todos sus bienes pasaron a su viuda María Guadalupe Cortés,
con la que nunca tuvo hijos, por lo que cuando ella murió, la herencia se repartió
entre sus tres hermanos: Jesús, María y Desiderio Cortés.
Fue Desiderio quien heredó la huerta De Retana en 1905; en 1912 la vendió a
Antonio Sánchez Camarena, quien la mantuvo por tres años hasta que, en 1915,
la vendió a Carlos Eisenhut, un empresario de origen alemán, que a inicios del
siglo XX llegó a Irapuato.
Carlos Eisenhut fue quien construyó la casa que se encontraba dentro de la huerta
de Retana, recinto que hoy alberga una escuela de modas.
La casa de la Huerta De Retana, se cita hasta la escritura de compraventa de
1928, cuando la Compañía de Cigarros El Águila compró una parte de ésta a
Eisenhut.
Se dice en este documento, que la Compañía de Cigarros compró la parte que
comprendía desde la casa de Carlos hasta el límite del bordo del río Silao (hoy
bulevar Díaz Ordaz).