El surgimiento de nuevas variantes
del virus causante de la COVID-19, ha puesto en marcha diversos estudios,
análisis, y acciones para salvaguardar a las personas y tratar de mantener el
funcionamiento de la sociedad. Al respecto, la Dra. Juana Elizabeth Reyes
Martínez, experta en inmunología, habló de las recomendaciones que han
comprobado su eficacia para prevenir contagios o daños graves a la salud.
La Dra. Juana Elizabeth Reyes Martínez, profesora de inmunología en el
Departamento de Biología de la Universidad de Guanajuato (UG), informó que la
Organización Nacional de Salud descubrió muchas variantes de COVID, cinco de
estás han adquirido la atención del sector salud debido a sus características de
contagios y por generar síntomas más severos, estás se reconocen como la
variante Alfa, Beta, Gamma, Delta y Ómicron.
De las cuales Delta y Ómicron han demostrado tener un nivel más alto de
contagios a nivel internacional, con síntomas comunes que no varían mucho de la
cepa original SARS-CoV-2, que son inflamación de la garganta, fiebre, tos,
cansancio, dolor muscular, dolor de cabeza, pérdida del olfato y del gusto,
congestión nasal, en ocasiones puede ocasionar náuseas, vómito e incluso
diarrea.
La Dra. Reyes comentó que existe una característica importante de la nueva
variante Ómicron, que ataca a las vías aéreas superiores, y causa más
alteraciones en la garganta, cuerdas vocales, y nariz. Sin embargo, al ser el
mismo virus con otras características, sigue siendo peligrosa, por lo cual no se
debe bajar la guardia.
Mencionó que los contagios van más allá de los síntomas físicos, ya que, aunque
no afecte de manera letal a toda la población, al tener muchas personas
contagiadas pueden afectar la capacidad de trabajo de las personas, si se traslada
al sistema básico como el grupo de bomberos, policías, o médicos, afectaría el
funcionamiento social.
Cabe resaltar que todas las personas se pueden contagiar de este virus, sin
embargo, existe una población vulnerable debido a que su sistema inmunológico
se ve comprometido, como las personas de la tercera edad, quienes padecen
enfermedades crónicas, que hayan recibido un trasplante, que estén bajo
tratamiento contra el cáncer o con enfermedades que afecten el sistema inmune
como pacientes con VIH.
Vacunación y uso de cubrebocas, factores clave
Es por esto que la vacunación es altamente recomendada, aclaró que no funciona
como prevención de contagios, sino para que la población infectada tenga
síntomas menos severos. Para la prevención es importante el aislamiento, sobre
todo si se tienen síntomas o si se tuvo contacto con personas infectadas.
Así, se recomienda la aplicación de la segunda y tercera dosis ya que aumenta los
anticuerpos que protegen contra el virus, sin embargo, una cuarta dosis ya no
incrementa esta protección y por lo tanto no es necesaria. Las personas que
tienen o tuvieron COVID deben esperar 30 días antes de vacunarse ya que puede
generar efectos no deseados.
Para saber si se tiene el virus, es necesario realizar una prueba; al respecto, la
académica explicó que la prueba de antígenos puede realizarse al tener síntomas,
sin embargo, es posible que de un falso negativo, ya que pueden no detectar la
enfermedad a pesar de tenerla; también existe la prueba PCR, la cual es
altamente confiable y se puede realizar cuando se tenga sospecha de haber
adquirido el virus o de 5 a 7 días después de estar en contacto con una persona
con el virus.
Además de las vacunas, es importante el uso continuo y adecuado del
cubrebocas, tapando nariz y boca, de preferencia con una certificación tipo el
KN95, ya que es el más efectivo para evitar la propagación del virus. Las
mascarillas de tela no tienen gran protección, además al humedecerse dejan de
proteger, al igual que las quirúrgicas, y las mascarillas con válvulas sólo evitan que
la persona que lo usa se infecte, sin embargo, las partículas del virus si pueden
salir y generar contagios si la persona esta infectada.
La Dra. Reyes enfatizó que la virtualidad funge como periodo de adaptación, que
permite realizar las actividades de manera funcional, para evitar que este virus se
propague y genere mayores contagios que den como resultado nuevas cepas, y
con esto un deterioro social en materia educativa, social, económica e incluso de
seguridad.
Finalmente, la académica resaltó la importancia de la salud física y la mental, por
lo que invita a la comunidad a ayudar y prevenir cualquier daño más allá del
aspecto físico.