Para el maestro Lizandro Huerta Guevara, el ser un docente es
el mejor regalo que le pueda dar la vida a un ser humano y más motivador cuan el alguna alumna o alumno con necesidad especial de aprendizaje te dice: “maestro lo logré”.
Originario de la comunidad de Estación Joaquín, del municipio de Abasolo, el maestro Lizandro es el segundo hijo, de Enrique Huerta Jardón y de Teresa Guevara Banda, una familia formada por
docentes de vocación.
Actualmente, en director comisionado de la escuela primaria “18 de marzo” de la comunidad “Nombre de Dios” de Abasolo, de la cual, me siento orgulloso de pertenecer, puesto que años atrás mi padre fue fundador de esta institución educativa, así como también varios de mis hermanos han formado parte de su plantilla de mentores”.
Sus estudios de educación básica, se dieron en Estación Joaquín; el nivel medio superior lo realizó en Irapuato, y de ahí comenzó a forjar su carrera en el ámbito educativo en la Universidad “Liceo
Cervantino”.
“El ser maestro es lo más reconfortante en mi vida personal, porque educar es un acto de amor y eso me hace feliz, ya que dar lo que uno sabe a otra persona, es enseñarle a caminar para llegar y recorrer un camino largo lleno de obstáculos que superar con éxito, por ello siempre les digo a mis alumnos hagan cosas diferentes para tener resultados diferentes”, asentó el Lizandro Huerta.
Huerta Guevara es un docente multigrado, quien nos cuenta que ha tenido infinidad de satisfacciones, tanto buenas como malas, pero las más importantes son: ver la cara de felicidad de sus alumnos, la emoción de los padres de familia al ver tocar a sus hijos en la banda de guerra, participar en actividades escolares, en concursos escolares y el uso de tecnologías entre otras.
Son acciones que el personal docentes y directivo trabaja a diario, tras una planeación en casa y que al día siguiente se aplique por parte la comunidad escolar, eso es una satisfacción, precisó el maestro Lizandro Huerta Guevara.