Un trabajo multidisciplinar, con cantidades exorbitantes de información, la gestión de recursos humanos y financieros así como la colaboración coordinada de equipos de varios países, es como describió el astrofísico formado en la Universidad de Guanajuato, el Dr. Jorge Alejandro Preciado López, lo hecho para obtener las primeras imágenes de dos agujeros negros: la del llamado M87 en 2019 y el Sagitario A, publicada hace apenas unos meses y que se encuentra en el centro de nuestra galaxia.  

Este conocimiento lo impartió en la conferencia titulada: “Haciendo Visible lo invisible: el camino hacia la primera imagen de un agujero negro” en el Aula Magna de la Escuela de Nivel Medio Superior (ENMS) de Salamanca, que también fue transmitida a través de las redes del Colegio del Nivel Medio Superior (CNMS).  

Preciado López, además de formar parte del Event Horizon Telescope, proyecto que nos dio las imágenes ya descritas de agujeros negros, es también egresado de la UG, formado desde la preparatoria, junto a su licenciatura en Ingeniería Eléctrica en la entonces FIMEE, ahora División de Ingenierías del Campus Salamanca (DICIS) y la maestría y el doctorado en el entonces Instituto de Física, también en la UG. Posteriormente hizo una estancia de investigación en Canadá y actualmente radica en Toronto. Paralelo a su actividad académica, también se desempeña actualmente como Gerente de Ingeniería de Datos en Hello Fresh Canadá, empresa alemana con presencia en 17 países. 

“El experimento que realizamos para obtener la primera imagen de un agujero negro, tiene mexicanos y también tiene tecnología mexicana. Este telescopio que ven aquí es el más grande que tenemos en el Event Horizon Telescope, al menos en términos de diámetro, y es el más potente, y está aquí en México; es operado por científicos mexicanos, ingenieros mexicanos y desde luego, hay personal de modelado y física teórica encargada de modelar los datos”, compartió el astrofísico, dándole además a nuestro país su crédito correspondiente en este trabajo que llenó las portadas de los medios más importantes a nivel mundial.  

Pero México fue sólo uno de los países que formaron parte de este proyecto, lo cual quiso destacar, debido a que fue todo un reto coordinar un equipo de tal magnitud desde diferentes puntos del globo, ya que hubo telescopios desde Chile, Groenlandia, el polo sur, Hawai, Arizona y España, los cuales debían estar sincronizados a escalas de femtosegundos (o una milésima de billonésima de segundo), por lo que eran además necesarios relojes atómicos.  

El motivo de hacer este trabajo en conjunto de varios telescopios y observatorios alrededor del mundo, fue porque sus objetivos estaban extremadamente lejanos, como el agujero negro M87 a 55 millones de años luz, o por lo difícil de observarlo, como el agujero negro Sagitario A, núcleo de nuestra Vía Láctea pero obstaculizado por nubes de polvo estelar y demás objetos del espacio, por lo que además, debían ser telescopios muy especializados que pudieran sortear estas dificultades.  

Poniendo una analogía, aseguró que, para lograr su objetivo, debían tener un telescopio del tamaño de la tierra, materialmente imposible de construir, por lo que se optó por simular uno de esas dimensiones al usar todos los antes mencionados apuntando al mismo objetivo. Pero si estos obstáculos no eran suficientes, también estaba la variable del clima: “Ha habido años en los que toda la preparación científica, hacemos todo el trabajo necesario, se hacen todos los ensayos, y durante la ventana de diez días que podemos observar el centro de la galaxia, no hay buen clima en ninguno, y tenemos que esperar un año más”. 

De cualquier modo y a pesar de las circunstancias, Preciado López compartió que lograron crear un aparato tan potente, que podrían incluso apuntar a la luna y observar una dona en su superficie, o poder leer el periódico de una persona sentada en Nueva York desde Guanajuato, generando entonces las imágenes con mayor resolución en la historia de la humanidad. 

Para poder almacenar y procesar toda la información generada, hubo que echar mano de discos duros que deben capturar datos cada femtosegundo y de altísima resistencia, debido a que eran transportados físicamente de un punto a otro sin sufrir daños, capturando además lo equivalente a cinco petabytes de datos, guardados en mil discos, que en total llegaron a pesar media tonelada. Explicó que es imposible transmitir esta información vía internet en la actualidad, por ella la necesidad de moverlos y transportarlos.  

Finalmente, el astrofísico habló sobre su papel en toda la investigación que describió como: “Tratar de poner a prueba todos los modelos posibles y lo hice a través del desarrollo de software que podía conectarse a los modelos que desarrolla un científico en Nueva York, un científico en Canadá, los modelos que yo mismo desarrollé, o que implementamos para trabajar la geometría, y la idea era implementar todos los modelos hasta asegurarnos que encontramos el correcto. Eso tomaría años, entonces hicimos el trabajo para hacer software en super computadoras y mucho trabajo para hacer el modelado”, refiriéndose a este modelado como encontrar la geometría de un agujero negro, si es un anillo, un disco, dos agujeros negros o lo que finalmente terminaron encontrando y fue publicado.  

Además, el científico guanajuatense, se dio tiempo para escuchar preguntas de la comunidad de la ENMS Salamanca, en donde además de estudiantes estuvieron algunos de sus exprofesores y excompañero(a)s con quienes se formó en la UG. 

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