El Dr. Hugo Heriberto Morales del Valle es profesor de los Departamentos de Letras Hispánicas y de Lenguas, en la División de Ciencias Sociales y Humanidades del Campus Guanajuato UG. Proveniente de Acámbaro, durante su periodo como estudiante de la Licenciatura en Letras Españolas UG, forjó su interés por los estudios lingüísticos, mismos que lo llevaron a tomar cursos en la Universidad de Santiago de Compostela sobre análisis del discurso, variación de la lengua española y tipología lingüística. En 2022, se graduó del Doctorado en Lingüística en el Colegio de México, asesorado por el reconocido sociolingüista Pedro Martín Butragueño.

Sus investigaciones se especializan en la sociolingüística y la dialectología mexicana, donde analiza las variaciones de la lengua en la sociedad de acuerdo con el espacio geográfico. Desde hace una década aproximadamente, se ha enfocado en describir el español de Guanajuato a pesar de los pocos estudios sobre el tema, con lo que busca ubicar al estado con respecto a las zonas dialectales oficialmente reconocidas.

“Todos los guanajuatenses, especialmente quienes venimos a la capital provenientes de muchos municipios, al entrar en contacto nos damos cuenta de que no hablamos igual, es muy diferente la entonación, las palabras (…) y ahí surge la curiosidad: ‘¿tú de dónde eres, tú cómo dices?’”, refiere el Dr. Morales del Valle al explicar que estas diferencias pueden ser entendibles por la cercanía con los estados circundantes, en conjunto con los movimientos migratorios.

En su tesis doctoral El lugar de Guanajuato en la dialectología mexicana: tres niveles de variación y cambio, el investigador propone que el habla de Guanajuato podría subdividirse en diversas zonas, pues halló que los usos en la parte oriental (hacia Querétaro) están emparentados con la zona dialectal del centro (Valle de México), mientras que la entonación y el léxico en la parte occidental son similares a los de Jalisco. En cuanto al norte del estado, el municipio de San Felipe comparte rasgos con Zacatecas debido a su relación desde la época colonial.

“Todo lo que decimos tiene una explicación. La forma en que hablamos deja ver quiénes somos, devela nuestra historia. (…) Al igual que lenguas, hay variedades de las lenguas hegemónicas, como el español, que desconocemos”, explicó.

Como antecedentes para su investigación, el profesor refiere que existen muy pocos trabajos previos, particularmente un estudio realizado hace más de setenta años: El habla de Guanajuato, de Peter Boyd-Bowman, lingüista estadounidense de quien se conmemora en este año un centenario desde su nacimiento.

En esas investigaciones, Boyd-Bowman aplicó en Guanajuato capital y Romita, a sugerencia del lingüista Amado Alonso en la Universidad de Harvard, el cuestionario del español propuesto por Tomás Navarro Tomás para el estudio de las variedades del español. La indagatoria se desarrolló de 1948 a 1952 y se publicó en un libro en 1960 por la Universidad Nacional Autónoma de México; posteriormente, dicha publicación fue reeditada en 2006 por la Universidad de Guanajuato.

Actualmente, son muy pocos las y los investigadores que trabajan este tema, refiere el Dr. Morales; por ejemplo, en Campus León UG se investiga la discriminación hacia los hablantes de lenguas originarias en fenómenos de migración. En el mismo sentido y hasta el día de hoy, analiza el habla de Celaya y San Miguel de Allende.

Como docente, asesora a cinco tesistas en investigaciones sobre los préstamos del purépecha en Apaseo el Alto, la entonación en Irapuato, la entonación de frases interrogativas en Dr. Mora y Victoria, la pronunciación en Valle de Santiago y el uso de anglicismos en León.

“Me llena de emoción verlos, todos guanajuatenses, interesarse por conocer la forma de hablar de sus lugares y asombrarse ante los descubrimientos, ver retratados los rasgos presentes en ellos y en sus comunidades”, expresó sobre sus estudiantes.

A diferencia de los estudios fónicos realizados “de oído” a mediados del siglo XX, ahora se usan grabadoras y programas para la investigación lingüística que generan espectrogramas y oscilogramas. Para la recuperación de los registros de habla, se busca una diversidad de perfiles al interior de una misma ciudad (edades, géneros, ocupaciones, nivel de estudios, etc.) mediante conversaciones con el mayor grado de espontaneidad posible; también, suelen emplearse cuestionarios para identificar datos específicos, como las entonaciones. En cuanto a otro tipo de investigaciones donde se estudia el aspecto léxico o gramatical, se hacen transcripciones para analizar las estructuras y se realizan estadísticas sobre los casos de coincidencia y variación, comentó el Dr. Morales.

Sobre las dificultades presentes en su labor, el académico de la Máxima Casa de Estudios en la entidad señala la desconfianza de las y los hablantes cuando se busca integrar la muestra, especialmente por el temor a ser juzgado(a)s o por cuestiones de privacidad.

“Los lingüistas no creemos que haya maneras correctas o incorrectas de hablar, sólo describimos cómo habla la gente. Ningún trabajo de lingüística concluye que una forma sea mejor. Si hay algo que consideramos de esa manera, se debe a que discriminamos o estigmatizamos”, finalizó el Dr. Hugo Morales, quien refrendó el compromiso de las y los investigadores de la lengua, así como la importancia de estas disciplinas y el deseo porque se difundan los hallazgos.

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