Este Día Internacional de la Donación de Libros, fecha celebrada desde 2012, es una oportunidad ideal para reconocer el esfuerzo y las iniciativas de quienes fomentan el acercamiento a la lectura en niñas y niños. Azucena Alcalá Gómez, estudiante del décimo semestre de la Licenciatura en Letras Españolas de la Universidad de Guanajuato (UG), es una de ellas a través de la Sala de Inquietos Lectores que Exploran, Narran, Crean e Imaginan con Obstinación (SILENCIO).
Originaria de León, Azucena expresó que, durante su infancia, nunca fue cercana a la lectura, “era más de ver televisión”. Sin embargo, una profesora en su secundaria inspiró en ella el amor por las artes y la lectura. “Encontré un libro con el que me familiaricé sobre un niño que tenía problemas con las Matemáticas; ahí empecé a leer más, hacía reseñas, las presentaba en eventos escolares y, poco a poco, comencé a involucrarme en otras actividades, como el teatro y la poesía coral, a escribir”, relató.
Al principio de su trayecto universitario, recuerda el legado entusiasta de la Dra. Asunción Rangel (†) al compartir el programa “Fomento a la lectura”, desarrollado por las y los estudiantes de la licenciatura a manera de servicio social, al igual que la Gaceta mágica, proyecto que la académica impulsaba en colaboración con escuelas primarias.
En cuanto a SILENCIO, todo empezó entre agosto y septiembre de 2024 como una tarea donde debía diseñar un proyecto con impacto social. Motivada por las experiencias previas en su servicio social y con el apoyo del Dr. Anuar Jalife, actual titular del programa, fue posible concretar una cita con Yubicela Medrano, directora de la primaria Amado Nervo, ubicada en la comunidad de Valenciana en Guanajuato capital y vecina de la sede universitaria donde se oferta la carrera.
“Ha sido muy fluido pues la directora estaba buscando un proyecto para trabajar la lectura. La escuela es multinivel, lo que añade un reto, solo hay dos maestros, además de enfrentar una situación económica compleja. El recibimiento por la comunidad escolar, las madres y los padres ha sido muy bueno, nos han mostrado mucho interés y ofrecido apoyo de manera muy cooperativa, tanto con actividades de limpieza como con donaciones de libros y materiales. Hemos tenido que trabajar con lo que tenemos, pero nos hemos sentido muy acogidos”, comentó.
El diseño de la sala sigue un enfoque similar al Montessori. Las y los niños tienen libertad para explorar el espacio a su propio ritmo con un área dedicada al juego, una zona de consulta bibliográfica con libros gráficos y escritos, y un espacio con libros especializados en temas de Historia y Filosofía. Las actividades están enfocadas al arte y el juego, y se realizan ejercicios que fomentan la creatividad: “Les encanta la pintura, entonces pintamos constantemente y lo acompañamos con lectura”.
Hasta ahora, no se cuenta con apoyo de alguna otra instancia, mas la participación de otro(a)s compañero(a)s universitarios, como Kimberly Baeza, ha contribuido para conseguir algunos patrocinios y donaciones, aunque faltan materiales para fortalecer el carácter afectivo, cómodo y recreativo pautados en el diseño de la sala.
Aproximadamente doce jóvenes, provenientes de las licenciaturas en Letras y Filosofía mayormente, se involucran cada viernes lectivo. Igualmente, intervienen estudiantes del Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT) y del Departamento de Matemáticas de la UG, quienes apoyan con asesorías desde su campo del saber y cuentan también con un espacio para sus materiales y computadoras.
“En muchas ocasiones, nos encerramos en una forma académica de leer la literatura o de analizarla, pero es sorprendente descubrir la perspectiva de la niñez. A mí me costaba escuchar interpretaciones distintas. Ellos vienen y te cuentan una historia magnífica de lo que pudo haber ocurrido en una obra. Eso me ha abierto muchísimo la mente y me recuerda que todo el tiempo se está aprendiendo, que no se sabe todo acerca de la literatura y hay que tener nuevos ojos para estudiar lo que ocurre, sobre todo escuchar”, expresó.
Azucena considera importante que las y los profesionales de los estudios literarios se acerquen a este tipo de programas. “Necesitamos mirar al resto de la población y dejar de esperar que la literatura se quede en un círculo académico. A veces, nos olvidamos de que a una gran parte de la sociedad no le llegan estas experiencias y que ni siquiera parecen traducibles a su lenguaje. Hay un grueso de la sociedad abandonada en este aspecto, quien sigue creyendo que lo literario no es para ellos, que no pueden acceder ni comprender. Nos toca hacer ese trabajo, traducirlo, llevarlo a otros espacios”, señaló.
En ese punto, resaltó que, desde 2008, existe la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro con el objetivo de propiciar la accesibilidad para toda la población mexicana. “Me encantaría que programas gubernamentales e institucionales miraran lo que se está haciendo desde las Humanidades; se necesita apoyo, más materiales adecuados para la edad de las niñas y los niños”, dijo.
Cerca de su egreso, la joven universitaria ha complementado su formación con el Seminario Internacional de Fomento a la Lectura, ofertado por el Fondo de Cultura Económica, entre otros diplomados sobre educación artística. Asimismo, indicó que heredará la sala al programa de fomento con el deseo de que más estudiantes la hagan propia y esta se perfeccione aprovechando el enorme entusiasmo que las y los niños participantes tienen en este momento.
“Atender sus inquietudes me ha enriquecido y gran parte de mi vocación se debe a ello: estar frente a grupo, en talleres que acerquen el arte de manera sencilla para todos, colaborar y conocer. Soy una creyente de que todo conocimiento se construye de manera colectiva”, apuntó.
Como invitación para las personas con interés en promover las experiencias de lectura en la niñez y la juventud, ya sean docentes, padres o madres, exhortó a empezar por una idea, quizá acercarse a una escuela, un centro cultural, una biblioteca, o incluso crear un espacio en su casa, pues muchos de los proyectos empiezan así, queriendo ayudar a leer sus hijo(a)s, tal como la fundación de esta celebración. “Si tienen la posibilidad de conocer y apoyar a las salas de lectura, qué mejor que este Día Internacional de la Donación de Libros. Regalar un libro siempre es una buena idea o pueden hacer trueque”, finalizó.