La Dra. Claudia Hernández Barriga, coordinadora de la Maestría en Sitios y Monumentos de la Universidad de Guanajuato, disfruta la investigación sobre el patrimonio arquitectónico y el análisis de las viviendas históricas en la ciudad de Guanajuato, desde inmuebles sencillos en barrios tradicionales hasta edificaciones grandes y complejas.
Su interés por los sitios patrimoniales nació desde su formación como arquitecta en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, donde también estudió la Maestría en Restauración de Sitios y Monumentos. “Me encantaba la historia de algunos edificios que una profesora nos platicaba; luego yo iba a visitarlos y me parecía muy interesante que estas muestras de arquitectura histórica se pudieran conservar, poder limpiar con mucho cuidado los elementos antiguos y tener algo para la posteridad”, relata. Tiempo después desarrolló su Doctorado en Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Las labores de un profesional de la restauración son numerosas y diversas, explica Hernández Barriga, desde el ámbito práctico directamente en la obra, donde se revisan los daños de un edificio, en qué consisten y cómo se van a intervenir de acuerdo con la corporalidad del monumento, qué es lo que requieren los usuarios del sitio, qué materiales, métodos y técnicas son adecuadas, hasta la investigación histórica de la gestión, diseño, desarrollo y uso del inmueble.
Sobre la Maestría en Restauración de Sitios y Monumentos en la UG, su coordinadora señala como intereses esenciales en sus aspirantes el gusto por la historia, el patrimonio y la cultura, siendo posible la participación de arquitecto(a)s, ingeniero(a)s, abogado(a)s, diseñadore(a)s y restauradore(a)s por su enfoque profesionalizante.
Recientemente, la Dra. Hernández y la comunidad universitaria han colaborado en un proyecto de vinculación con los actuales dueños de la casa de La Presa 97, en Guanajuato capital, la cual cuenta con un estilo ecléctico y art nouveau, único en la región, donde se busca realizar adecuaciones para su funcionalidad actual de acuerdo con los parámetros de conservación del patrimonio histórico señalados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Dentro del cuerpo académico Arquitectura y Ciudad, del que forma parte, actualmente trabaja en el estudio de las viviendas de los barrios históricos de Guanajuato. Hasta el momento, se han realizado análisis y entrevistas a habitantes de Los ángeles, Mexiamora y Baratillo. Destaca en esta actividad el contacto con la gente al rescatar su experiencia habitando los inmuebles, el cuidado de estos y la adaptación a sus necesidades. A partir de ello, señala, se han elaborado manuales de mantenimiento que invitan a la comunidad para consultar a especialistas en restauración antes de intervenir las edificaciones.
“La gente sí sabe que hay que conservar el patrimonio, pero todavía están enfocadas en los grandes edificios (iglesias, palacios, conventos); en cuanto a las viviendas (arquitectura de contexto), no se les da mucha importancia. Creo que no hay mucho conocimiento en cuanto a la forma correcta para realizar el mantenimiento; muchas veces, con la buena fe de cuidarlo, se daña más con el uso de pinturas, sustancias y herramientas de limpieza inadecuadas”, observa la experta.
Al respecto de los sitios y edificaciones emblemáticas de la nación, Hernández Barriga señala: “Hace falta conciencia en el uso de los espacios patrimoniales buscando las maneras adecuadas, como crear las instalaciones necesarias para no dañarlos; hay que cuidar incluso los sonidos, cuyas vibraciones pueden hacer que se desprendan aplanados o decoraciones; hay que tener la conciencia del mantenimiento constante, eso es importantísimo”.
En lo referente al turismo y el desgaste por el empleo cotidiano de los edificios patrimoniales, Hernández Barriga sugiere: “Primero debemos de ir a conocerlos, maravillarnos, apreciarlos, revisar un poco de su historia, comprender que fueron un producto cultural de cierto momento histórico, eso nos permite conocer su importancia y evitamos rayarlos, tocarlos, ensuciarlos, tirarlos y, en su caso, adaptarlos correctamente a nuevas necesidades; el deterioro que se produce con el uso humano puede disminuir si nosotros somos más conscientes y respetamos”.
A partir de su experiencia y trayectoria, la especialista en sitios y monumentos explica: “El edificio en sí es un documento histórico que muestra bastante información; si se pierde, también se va una parte de la historia. En el aspecto arquitectónico, hay una infinidad de técnicas, materiales de construcción y diseños preciosos; si se pierde el edificio, se pierde ese conocimiento, por eso es importante su conservación”.
En cuanto a proyectos futuros, la Dra. Hernández expresa su deseo por colaborar en la restauración urgente de la calle subterránea de la capital de Guanajuato, por ser esta una vía única y con una historia interesante, además de ser un elemento patrimonial clave en la identidad guanajuatense.