Durante tres días continuos, Irapuato
fue testigo del inicio de la lucha por la Independencia de México, ante el paso de
las tropas de Miguel Hidalgo y Costilla por la entonces Congregación de Irapuato.

El paso del Cura Hidalgo por la ciudad, se relata en la biografía “Hidalgo: La
Historia de un Héroe”, escrita por Luis Castillo Ledón, libro que recientemente fue
reeditado por el Fondo de Cultura Económica.

Jorge Conejo, investigador del Archivo Histórico de Irapuato, describió que, de
acuerdo al escrito, Miguel Hidalgo y Costilla estuvo en Irapuato del 25 al 27 de
septiembre de 1810, quien llegó desde Salamanca y, durante su estadía en la
Congregación, se hospedó en la vivienda el alcalde de ese entonces.

“Sale el Ayuntamiento bajo masas, era esto un cortejo que se tenía que seguir,
todo un procedimiento, salen a encontrarse con Hidalgo y, en ese momento, el
Alcalde ordinario, que era Gaspar Gómez Carrazco, le va a entregar las llaves de
su casa, le reconoce su autoridad, lo invita a que se quedé en su hogar e Hidalgo
acepta”, relató.

De acuerdo a este libro, el primer punto al que llegó Hidalgo en Irapuato fue la
Hacienda de Temascatío, misma que fue saqueada; posteriormente emprendieron
su camino hasta la Congregación de Irapuato, en la que fueron recibidos con el
repique de campanas, música y flores por la población en la Plaza Mayor, hoy
Plaza Madero.

En Irapuato construyeron los primeros cañones de madera, elaborados por el
Ejército Insurgente, esto, ante la falta hierro. El contingente salió de Irapuato la
mañana del 27 de septiembre, con rumbo a las comunidades de La Calera y
Jaripitio, hoy Aldama.

De acuerdo al relato del historiador, estas localidades quedaron despobladas, pues
sus habitantes se sumaron al movimiento que, para esa fecha, se cree contaba con
5 mil personas.

Aunque no se cuenta con documentos oficiales sobre la participación de Irapuato
en la Lucha por la Independencia de México, en el Archivo Histórico Municipal se
tiene bajo resguardo, documentos en los que, una mujer de Irapuato solicitó a
finales del Siglo XIX al Gobierno de la República apoyo económico, al argumentar
que su esposo fue participe del movimiento Independentista.