Daniel Díaz Martínez titular de la Secretaría de Salud antecedió que el estado de Guanajuato fue de los primeros estados del país en realizar la detección y tratamiento de VHC o tipo “C”.
Del cual el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) de la ciudad de León es la unidad que se encuentra actualmente acreditada en el manejo del mismo, brindando todo el tratamiento de manera oportuna y eficaz.
Esta búsqueda intencionada de casos, se han aterrizado a otras áreas como la jornada realizada en conjunto con las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado en el cual se tamizaron a un total de 984 elementos contra este virus.
Durante el año pasado en Guanajuato se han tamizado a un total de 4 mil 670 personas, de las cuales 54 fueron reactivas.
La Hepatitis “C” es una infección, que es prevenible y es curable; y cuando es detectada a tiempo se puede prevenir enfermedades asociadas como la cirrosis y el cáncer hepático.
Es una enfermedad que, si bien es curable, sin embargo, tiene un costo alto asociado al tratamiento.
Por citar un ejemplo del costo de atención, en el año 2017, el costo del tratamiento osciló entre los 187 mil 110 pesos para el tratamiento de 12 semanas de un paciente con Hepatitis “C”.
El secretario de salud destacó que la población debe conocer las conductas de riesgo asociadas a la transmisión de este virus, con la finalidad de prevenirlo y evitar futuras complicaciones.
La vía por la que se puede contagiar el virus de la hepatitis “C” es el contacto directo con sangre infectada. De ahí que los principales mecanismos de transmisión descritos sean:
Pacientes que han sido operados antes del año 1990 o que han recibido una transfusión de sangre o sus derivados (como las gammaglobulinas) antes del año 1992.
Desde esa fecha, el riesgo es prácticamente nulo, ya que el virus se puede detectar con técnicas de laboratorio en los bancos de sangre y en los centros sanitarios se utiliza material desechable o correctamente esterilizado
Uso compartido de agujas y jeringuillas.
Consumo de cocaína a través de la nariz (intranasal). Posiblemente, debido a las lesiones de la mucosa nasal provocadas por la cocaína y el uso de algún instrumento para la inhalación compartido.
Pinchazo accidental con material contaminado por el virus “C” habitualmente en profesionales sanitarios.
Otras vías en las que se atraviesa la piel como la utilización de piercing, acupuntura y tatuajes, asociado al uso de agujas compartidas o no desechables. Deben realizarse en centros autorizados donde se utilicen materiales de un solo uso.
Transmisión de madre a hijo durante el parto.
Sobre todo, en el caso de madres portadoras del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH positivos) o con muchos virus de VHC.
Cualquier derramamiento de sangre (incluyendo sangre seca, que todavía puede ser infecciosa) debe limpiarse usando una dilución de una parte de lejía y 10 partes de agua durante 1 minuto.