Prevenir el sarampión a través de la vacunación es la principal recomendación de la Coordinadora del área de Epidemiología y Estadística de la Red Médica de la Universidad de Guanajuato (UG), Dra. Karina Bedolla Torres. Esto, luego de que la Secretaría de Salud confirmara dos casos de esta enfermedad en el estado de Guanajuato.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la vacunación contra el sarampión evitó más de 60 millones de muertes en poco más de dos décadas. Sin embargo, en 2023, se estima que hubo 107 mil 500 fallecimientos por sarampión en todo el mundo. En la mayoría de los casos, las víctimas fueron menores de cinco años a quienes no vacunaron o no recibieron la dosis completa.
En entrevista, la Dra. Bedolla enfatizó la relevancia de la vacunación contra el sarampión, una enfermedad febril y exantemática (con erupción cutánea), que se caracteriza por presentar primeramente fiebre (de 39 a 40 grados centígrados), además de síntomas respiratorios, como tos, escurrimiento nasal, conjuntivitis y, en una segunda etapa, sarpullido en la cabeza, el cual se disemina por todo el cuerpo.
Esta enfermedad se propaga a través de la secreción respiratoria de una persona infectada, o bien, las gotas de saliva o moco al momento de toser, estornudar y hablar. En México, el padecimiento se eliminó desde el 2016; sin embargo, ha resurgido debido a la epidemia por COVID-19 al no haber vigilancia epidemiológica y disposición de vacunas, atenuado por la movilidad internacional, pues hay países en donde un importante porcentaje de la población se resiste a inmunizarse.
Las niñas y los niños menores de cinco años, especialmente menores de un año, las personas con desnutrición o inmunodeficiencia en cualquier edad y las mujeres embarazadas poseen un alto riesgo ante esta enfermedad, de ahí la importancia de la vacunación como medida de prevención.
En México, el esquema de vacunación contempla una primera dosis al cumplir el primer año; la segunda, a los 18 meses y un tercer refuerzo entre los 5 y 6 años. En caso de que alguna persona adolescente o adulta no tenga el esquema completo, puede acercarse a su centro de salud más cercano para recibir las vacunas.
Al vacunarse, los efectos secundarios no son graves, aseguró la experta. Puede presentarse un poco de fiebre, leve sarpullido, dolor y enrojecimiento en el sitio de aplicación, pero son síntomas transitorios. No obstante, sí existe un riesgo para quienes, anteriormente, presentaron alergia a alguna vacuna, mujeres embarazadas, personas con un sistema inmunitario muy debilitado, en tratamiento por quimioterapia o inmunosupresoras, incluso si se recibió alguna otra vacuna en el último mes.
Aun así, la vacunación es altamente recomendada para toda la población, ya que, al tener la primera dosis, se reduce la probabilidad de contraer sarampión un 93 por ciento y un 97 por ciento al completar el esquema. En cuanto al poco porcentaje de riesgo de contagio, si se está vacunado(a), los síntomas de la enfermedad son más leves y la protección es de por vida; además, si la persona se contagia una vez, queda inmunizada en el futuro.
La Dra. Karina Bedolla Torres abordó la importancia de consultar información verificada y no dejarse llevar por noticas falsas. Uno de los mitos más dañinos es la relación entre la vacuna y el autismo, lo cual ha sido descartado por la comunidad científica. También son falsas las ideas de que vacunarse contra el sarampión es innecesario porque la enfermedad ya no existe, el cuerpo puede sanar solo o que las vacunas contienen sustancias peligrosas.
“La vacunación es mucho más segura que padecer la enfermedad. De verdad, invitamos a toda la población a que haga conciencia de la importancia de la vacunación para poder protegerse a sí mismos y proteger a quienes que están cerca, como nuestras familias”, explicó la Dra. Bedolla Torres.
Ante cualquier síntoma respiratorio, fiebre o erupción cutánea, es imperativo acudir a la unidad de salud más cercana sin automedicarse. La Dra. Bedolla enfatizó la importancia de mantener la distancia, autoaislarse, revisar las cartillas para completar el cuadro de vacunación, mantener las medidas de higiene, evitar el contacto con personas enfermas, así como no compartir alimentos u objetos personales, como cigarros eléctricos. Una medida adicional es el uso de cubrebocas y cubrirse con el antebrazo al toser o estornudar.